CAMPOS DE RUGBY. FLORES DE ESCOCIA

El mundial de rugby ya está en marcha en Inglaterra. Una de las citas deportivas más populares del mundo que se celebra, como en el fútbol, cada cuatro años. Esta vez, más allá de los Borders. se disputará una contienda deportiva, que sin embargo, se traslada a la grada. Si ya el rugby es un espectáculo, el ambiente entre los aficionados emociona y uno de sus puntos más álgidos, seas aficionado a este deporte o no, es cuando cada país canta su himno. En el caso de Escocia hay quien dice que es muy particular y no somos los pocos a los que se nos ha erizado el vello al escuchar Flower of Scotland (Flor de Escocia). Hoy, en su debut en la competición contra Japón, no va a ser una excepción. Pero, ¿De dónde viene este tema? Esta es la historia de cómo una canción folk se convirtió en un símbolo de identidad nacional.

Todos los países del mundo tienen su himno nacional, pero cuando hablamos del Reino Unido el asunto se vuelve complejo. Esta unión de naciones está compuesta por Inglaterra, Escocia, Irlanda del Norte y Gales, y aunque el tema oficial para todas ellas es God Save the Queen (sí, se ha acabado imponiendo el himno inglés), dependiendo del tipo de evento, cada una de estas naciones tiene su propio tema. En Escocia es tradicional que en ciertos acontecimientos, especialmente los deportivos, suene el Flower of Scotland, que aunque no es el himno oficial, al menos la población así lo considera.

Tenemos que remontarnos a la década de los 60. The Corries fue un dúo escocés de música folk, compuesto por Ronnie Brown y Roy Williamson, que se hizo célebre en su tierra por aquella época. Sus temas trataban las tradiciones e historia escocesas a la vez que recuperaban antiguos temas y poemas populares. En 1967 dieron a conocer Flower of Scotland, un tema que hace referencia a la victoria del rey escocés Robert Bruce sobre el inglés Eduardo II en la Batalla de Bannockburn, en 1314. Triunfo que a la postre supuso la independencia de Escocia. La canción fue acogida por la población con entusiasmo, que veía encarnada en su letra el espíritu indomable de los escoceses.

La fama de Flower of Scotland fue tal que saltó de los escenarios al campo de juego y si hay un deporte que le gusta a los escoceses, ése es el rugby. En 1974 el jugador Billy Steele animó al resto de sus compañeros de los Leones a cantar aquella canción durante la ronda de partidos que jugaron en Sudáfrica. Pero el momento histórico que definitivamente consagró Flower of Scotland como himno nacional fue en el partido determinante del torneo Cinco Naciones que Escocia jugó frente a Inglaterra, the Auld Enemy (el Viejo Enemigo), en 1990. Los ingleses llegaban a Edimburgo como favoritos para ganar tanto el título, como el Grand Slam (el equipo que gana todos los partidos del torneo), y todo presagiaba que los escoceses serían arrollados. Por primera vez en la historia Flower of Scotland sonaba con todas sus estrofas en un estadio deportivo, cantado a coro tanto por los jugadores como por los espectadores. La letra pareció inspirar a la escuadra escocesa porque logró derrotar a la inglesa en un partido cargado de épica y sufrimiento que proclamó a Escocia como ganadora del título.

Desde entonces Flower of Scotland siempre ha sonado en todos los torneos en los que Escocia, ya sea en rugby o fútbol, participa. Deporte este último en el que empezó a utilizarse a partir de 1993 y que llevó a la Asociación Escocesa de Fútbol a usarlo oficialmente en 1997. En 2010 comenzó a sonar en los Juegos de la Commonwealth, sustituyendo así a otro himno escocés como es Scotland the Brave.

Pero por mucho que suene Flower of Scotland en Murrayfield o en Hampden Park, los dos templos deportivos nacionales, el himno sigue sin recibir su reconocimiento oficial. De hecho, tal asunto se debatió a principios de 2015 en el parlamento escocés y generó todo tipo de discusiones. Hubo políticos que consideraron que esta canción puede unir más a la nación si recibe su reconocimiento institucional, mientras que otros opinaron que su letra podía resultar ofensiva hacia los ingleses y por tanto debería crearse un nuevo himno. Sin embargo, algunos políticos recordaron que la letra de los himnos de Gales o Francia, por ejemplo, también tienen contenido violento y por tanto Flower of Scotland no debía suponer una ofensa para nadie. Finalmente, y debido a la falta de consenso, se decidió que la situación debía permanecer tal como está, sin declarar ningún tema en particular el himno oficial de Escocia. Mientras tanto, ya sea en fútbol o en rugby, a los escoceses lo que les sale de la boca y del fondo del corazón es una Flor de Escocia.

Marcos Martín

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